viernes, 1 de abril de 2011

2012 La Profesía

La mayoría de nosotros vive al día, sin tiempo para pensar en mañana. Apurados. Frenéticos. Estresados.
Vivimos pendientes del hoy, de lo cotidiano, y generalmente…son problemas.

Quizá por esa razón no me llamó tanto la atención que desde hace algunos años ya casi no escucho el canto de los pájaros a la mañana. No me había dado cuenta que casi no hay árboles a nuestro alrededor, aunque haya tardes que el calor no me deja dormir.

Según un estudio del Doctor Nigel E. Stork, de la Universidad de Melbourne la mitad de los bosques tropicales del mundo perdió el 50% de su cubierta forestal por la tala selectiva.

En el último siglo, se extinguieron, que se sepa, 300 especies de vertebrados en todo el planeta. Y según un informe del profesor Edward O. Wilson, padre del concepto de biodiversidad, la actividad humana extinguirá a la mitad los animales y plantas en cien años.

La depredación avanza salvajemente y la naturaleza comienza a mostrar sus efectos devastadores.
Nada parece detener la debacle, pese a que los desastres naturales hayan causado 7.000 muertos en Latinoamérica durante el año 2008.

Según los expertos todo es obra del cambio climático, y siempre esta detrás la mano del hombre, aunque en los últimos días se hable del calendario Maya y el fin de los tiempos en el 2012.

Y es que las profecías son concretas, no hablan del futuro, únicamente señalan que el presente ciclo de la creación comenzó el 13 de agosto del año 3113 AC, y que los sucesos de esta cosmogonía terminan el 21 de diciembre del año 2012.

La fecha 2012 viene del calendario cuenta larga Maya, el cuál define un ciclo muy preciso de 1.872.000 días empezando el 13 de agosto de 3113 AC (14 de agosto de 3114 AC en la cuenta Juliana), y finalizando en el decisivo día, 21 de diciembre del 2012. Este intervalo de días es a menudo referido como “el Gran Ciclo”.

Y si hablamos de la civilización Maya hablamos de grandes astrónomos, matemáticos, físicos, ingenieros, constructores; personas que demostraron que no fueron una civilización primitiva.

Terremotos devastadores, deslizamientos e inundaciones catastróficas parecen no llamarnos la atención para detener un cataclismo que se perfila inevitable.

No es una película, es una realidad con la que despertamos cada mañana.

Pero, pocos parecen perderse en esta vorágine apocalíptica. Hoy podemos asumir nuestra responsabilidad como parte de la realidad y convertirnos en un componente activo de un cambio posible.

Quizá hoy pueda ser el día para detenernos a pensar en las cosas que no reflexionamos habitualmente.
No creo que termine el mundo en el 2012. No lo espero.

Tampoco creo en brujas…pero que las hay, las hay, y al fin y al cabo sólo falta un año para el 2012.

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