lunes, 1 de agosto de 2011

Ismael Serrano: “Tengo fe en el ser humano”

Con sencillez aparente que resguarda una sutil agudeza, el virtuoso cantautor español abre las puertas de “Acuérdate de Vivir”, álbum que presentará en el Teatro Municipal de Asunción el domingo 31 de julio. En una charla exclusiva con ABC Digital, Ismael Serrano analiza la estrechez de sus vínculos con Latinoamérica, indaga la injerencia de los Estados Unidos en nuestros países y echa una mirada hacia el futuro.


Con Sueños de un hombre despierto (2007) bajo el brazo, Ismael Serrano se presentaba en Paraguay en la noche del 25 de octubre de 2008. La devastadora –casi cinematográfica– tormenta se había llevado todo a su paso. Árboles caídos, accesos cerrados y gran parte de la capital sin servicio de electricidad. Así y todo, el músico respondió a sus fieles seguidores paraguayos congregados allí.

“La verdad es que me acuerdo efectivamente que fue casi una tormenta dramática lo de aquella noche, porque hasta algunos de los accesos estuvieron cortados por la caída de los árboles. Igual, con todo eso, el concierto fue emocionante, estuvo muy bonito”, recordó el cantautor en una entrevista vía telefónica, antes de su presentación en Corrientes, Argentina, y a pocas horas de su regreso a Asunción.

“Ojalá genere emoción tanto como en la última visita, pero sin la necesidad de que caiga una tormenta demoledora como aquella, ¿no?”, apunta con gracia el hombre de cuya pluma nacieron canciones como Papá cuéntame otra vez, Casandra y Sucede que a veces.

El representante de la mejor canción de autor contemporánea en nuestra lengua llega a Paraguay para presentar Acuérdate de Vivir (2010), su más reciente producción que hoy lo lleva recorriendo toda América en una exitosa gira en la que Serrano se propone como ejercicio creativo no solo interpretar sus canciones, sino además contarla con el talento de un “cuentacuentos”.

“Cada vez me gusta más darle un carácter teatral a la puesta en escena. No solamente me gusta cantar las canciones, sino también contar historias. El trovador tiene mucho de 'cuentacuentos'. Y me cuesta mucho, cada vez más, entender el concierto como una simple sucesión de canciones. Entonces me gusta buscar una trama argumental, unas historias que ayuden a generar un espacio teatral, una cierta complicidad con la gente. Y eso es lo que vamos a proponer en el concierto, y espero que le guste a la gente”, comenta entusiasmado ante su próximo reencuentro con el público paraguayo previsto para el domingo 31 de julio en el Teatro Municipal de Asunción.


 
-Con un padre periodista que escribía poesía y una infancia rodeado de coplas de Serrat, Aute, Silvio, Neruda y Benedetti, ¿cómo nace en Ismael el dulce oficio de escribir canciones, y la posibilidad de hacer con ello una elección de vida?
-Pues yo creo que por el hecho de haber crecido en un entorno en el que se escuchaba toda esa música de la que hablabas, de Luis Eduardo Aute, Serrat… El hecho de haber tenido acceso a toda esa música a través de los discos de vinilo de mi padre. El hecho de vivir en un entorno en el que se leía poesía. Tenía acceso a esa literatura de la que hablabas también, de Neruda, de Benedetti… El hecho de que mi padre ha escrito versos toda su vida. O sea que en ese sentido siempre ha habido inquietudes literarias y musicales, y yo creo que me empujaron un poco a que yo agarrara un día la guitarra y empezara a componer.

Y luego, por otro lado, la necesidad de componer responde a una necesidad íntima, difícil de explicar. Es como un amor que uno va cultivando todo el tiempo, una vieja relación que se vuelve indispensable, que genera una dependencia absoluta.

Yo creo que la música se vuelve indispensable para los que tenemos fundamentalmente unos miedos que nos persiguen, sobre todo en la temática social. Cuando tú cantas tienes la necesidad de sentirte acompañado, en términos generales. Quizás sea eso lo que a mí de adolescente me ha llevado a agarrar la guitarra y empezar a componer y a cantar.


Componer es un dialogo con uno mismo que siempre se hace necesario. Y supongo que así, aún cuando no hubiera podido dedicarme a la canción, siempre hubiera convivido de alguna u otra forma con eso.

-En una entrevista anterior nos decías que “Cada disco es un paso más en la evolución musical, en la búsqueda de un sonido propio que te distinga y te identifique”. Dentro del mismo contexto, ¿qué representa “Acuérdate de Vivir” para tu discografía y tu vida?

-Acuérdate de Vivir yo creo que es un disco, en gran medida, del avance. En cuanto a los contenidos, hay una especie de introspección bastante profunda. Hay una canción que se llama 'Balance', que describe bastante bien la situación.

Quizás responden las canciones a un contexto de crisis global; y en algún punto también de crisis personal, de cambio. Eso en cuanto a los contenidos.

Hay canciones que tienen una carga de dar una mirada hacia adentro –quizás mayor que en anteriores discos– más que una mirada para afuera. Aunque el contacto, el compromiso con la realidad, sigue presente de alguna forma.

En cuanto a las formas, pues es un disco en el que trato de incorporar, como siempre, nuevos ritmos, nuevos sonidos. En cuanto al universo musical, este disco tiene mucha referencia a quienes para mí fueron los pioneros de la canción de autor moderna, del pop norteamericano. Gente como Woody Guthrie, como Pete Seeger, que era gente muy comprometida en Estados Unidos y que fueron un poco los maestros de gente como Bob Dylan, y otros grandes referentes de la canción de autor.


-Tu amor por Latinoamérica –y especialmente Argentina– queda marcado en este disco. Desde la bella chacarera Se ha enredado en tu cabello al acento de una muchacha porteña en Mensajero en el contestador. ¿Qué despierta en Ismael Serrano nuestro continente?
-Mi vínculo con Latinoamérica se va estrechando con cada viaje, con cada gira. Digamos que, por ejemplo, con la Argentina, con Chile, Uruguay... desde el '97 llevo visitando esos países; con lo cual, gran parte de mis mejores amigos y casi de mi familia, vive en Argentina también. Entonces digamos que eso ya hace que tenga una relación muy especial.

Y esta vez tendemos la posibilidad de ir por primera vez a Colombia, también iremos a Bolivia. Probablemente, existe la posibilidad de que vayamos por primera vez a Venezuela, volveremos a México… Con cada disco vamos conociendo nuevos países, nuevas realidades.

Además, incluso antes de mi primer disco, antes de mi primera visita a Latinoamérica, gran parte de mis referencias estaban aquí. Yo creí escuchando la música de Silvio Rodríguez, de Víctor Jara, la voz de Mercedes Sosa... Yo descubrí la poesía de la mano de Pablo Neruda, de Benedetti, de César Vallejo... Mis referencias semiológicas también en algún punto están aquí, como las madres de las Plaza de Mayo, las luchas indígenas…

Todo eso hace que uno sienta una cercanía especial en ese sentido, que luego al conocerlo y recorrerlo –aunque ya hemos recorrido con cada gira–, digamos que se va estrechando el vínculo.

–Y con Se ha enredado en tu cabello queda bien ilustrado ese acercamiento a la cultura y a la música latinoamericana…
–Claro, en Se ha enredado… yo lo que pretendía era hacer una chacarera de corte tradicional, que tuviera elementos de corte tradicional, pero también llevarlo un poco a mi territorio, más urbanista; y ya como un guiño, un cierto homenaje que hago. A mí también me llama poderosamente la atención en Latinoamérica que el folclore en los jóvenes es un género vivo. En España, en cierto modo, hacer folclore es como practicar arqueología: digamos que no está tan vivo como en Latinoamérica, y eso es algo envidiable.

Que sigan existiendo artistas jóvenes que sigan apostando, que sigan creando, que sigan investigando y, sobre todo, también cómo está la música de raíz presente en la vida cotidiana de la gente. Esas cosas se ven con cierta envidia.

DE CONCIERTOS Y OTROS CUENTOS


Con diez discos editados, desde aquel lejano Atrapados en azul (1997), al consultarle acerca de la selección del repertorio, al igual que esa interesante fusión de canciones y monólogos que le gusta proponer, Serrano confiesa que cada vez le cuesta más hacer el repertorio de cada gira y concierto. “A mí cada vez me cuesta más hacer el repertorio de cada gira y de cada concierto; yo creo que tengo un problema en general. Para mí es muy doloroso tener que dejar ciertas canciones fuera, y quizás por eso mis conciertos no son tan largos. Y también, como bien dices tú, hacer casi un guión para desarrollar el concierto”,
reconoce el trovador.
En vista a la vorágine de la tecnología y al concepto de obra artística completa que se va perdiendo cada vez más con el correr de los días, el cantor le hace frente al facilismo campante con una propuesta en la que el puñado de canciones que conforman su disco, el arte que lo rodea y sus conciertos tienden a generar un mismo clímax. 

“Cada vez se está perdiendo más el concepto de disco, una idea conceptual de obra total que se está perdiendo con Internet, lo que impone –entre otras cosas– ese consumo de canciones. Y se está perdiendo lo que es la obra integral, donde el conjunto de canciones tienen que ver en cierto sentido las unas con las otras, porque responden a un momento creativo, a un momento artístico, ¿no? A mí me gusta cada vez más, al buscar ese concierto, tratar de hilarlo todo, no solamente las canciones, el título del disco, la portada, el arte del disco incluso, sino también lo que es la gira, también la puesta en escena”, analiza el músico que, en unos versos de No reconozco, tema editado en su reciente disco, justamente escribe: “Salgo a la calle después de comprar viejos discos que me recuerden, como no, a ti”.

Es allí cuando el poeta esboza el sentimiento supremo que con su arte busca evocar: el de generar vínculos. “La idea que subyace en todas las canciones, en ese momento creativo, genera un guión, que en este caso habla de una búsqueda del secreto que tienen las pequeñas cosas, de los vínculos entre unos y otros que estamos perdiendo, de la necesidad de despertar esos vínculos viviendo en una sociedad cada vez más atomizada en la que estamos aislados. Y yo creo que la música, fundamentalmente, para lo que sirve es para eso: para generar vínculos. Y esa es la premisa que estamos llevando”.



CON ACENTO GUARANÍ
Ismael Serrano coincidió con el cantautor paraguayo Hugo Ferreira en varias ocasiones, tanto en España como en Paraguay. El enlace musical quedó inmortalizado en una canción del disco Vacíos del compatriota.

Serrano comenta sobre la relación musical, y acerca de la canción de autor, en general, realizada en Paraguay. “Yo tuve la suerte efectivamente de conocer a Hugo Ferreira, y creo que ha sido desde mi primera visita a Asunción, que nos pusimos en contacto con toda la gente que hacía un movimiento de Canción Social Urbana, con un grupo de compañeros suyos. Y la verdad pues que con Hugo Ferreira he tenido una mejor relación. Siempre me atrajo su música, siempre encontré muchas conexiones en su forma de entender la música, en su género poético; y una de las cosas que define a la canción de autor es encontrar la poesía en lo cotidiano. Esa épica que existe en lo cotidiano y de la que no siempre somos conscientes. Esa épica a la hora de describir su país, por ejemplo, y también a la hora de narrar esas historias de amor, a las que les imprime esa épica, esas derrotas a las que a mí personalmente me gustan mucho”, apunta Serrano.

EL FUTURO, SEGÚN SERRANO
-En “Acuérdate de Vivir” la idea del futuro está muy presente. En “Regalo para un Primer Cumpleaños” escribís: 'Vendrá el futuro a verte cualquiera de estos días'. La idea se repite en Oxímoron, y el “futuro imperfecto” regresa en “Vuelvo”. ¿Cómo se vislumbra el futuro desde los ojos de un poeta?

-Es verdad que la palabra “futuro” aparece en muchas letras y eso me conectó precisamente con el título: el futuro, la relación con el paso del tiempo; el paso del tiempo con los relojes; y los relojes con las viejas leyendas talladas en Acuérdate de Vivir.
Yo creo en el ser humano. Yo tengo fe en el ser humano. Sé que las cosas tienen que cambiar, aunque solo sea apelando a epítetos en función de la crisis. Pero, por otro lado, sé que vivimos crisis y es una encrucijada en un momento difícil como el que, por ejemplo, en España, se encuentra la posibilidad de que nuestros hijos vivan en peores condiciones de las que hemos vivido nosotros.

Y es curioso porque el fin del mundo solo comienza cuando llegan las cosas a tu casa, y nosotros hemos caído en la cuenta ahora, después de tanto tiempo, de las maldades del Fondo Monetario Internacional, por ejemplo.

Hasta que no hemos sucumbido la crisis, no nos hemos dado cuenta de los malos ajustes estructurales que hemos estado promoviendo en Latinoamérica, por ejemplo.

Con lo cual, digamos que la idea de futuro inmediato puede resultar no demasiado alentadora, tal y como parece. Pero hay signos también, por otro lado, que son alentadores y que hacen que te reconcilies con el mundo.

RECORRIENDO AMÉRICA

Mientras recorre tierra americana llevando sus canciones, el cantautor observa, musicaliza y sigue dando vueltas por cada ciudad –grande o más pequeña– que lo aguarda en cada fecha. “Yo entiendo que la esencia de este oficio es llevar la guitarra al hombro y recorrer las ciudades, como lo estamos haciendo ahora. No solamente ir a las grandes ciudades, sino ir a otras pequeñas ciudades. Generalmente son giras muy largas, a la gente le agota, pero te da muchas satisfacciones”, manifiesta.


“Cuando digo que 'América me duele' –como expresa en Balance, canción que cierra su nuevo disco– es cuando hablo de las permanentes injerencias de parte de Estados Unidos a la hora del arreo político, del desarrollo de la democracia, del desarrollo político del continente, en términos generales... Yo creo que Latinoamérica ahora está en un momento crucial en muchos aspectos, porque hace tiempo ya que se tiene que dar respuestas a las ilusiones de tanta gente que ha apostado en ellas; porque si la gente ha apostado por esos nuevos líderes es porque exigía políticas alternativas a la que se iba desarrollando”.

Ismael Serrano es así. Su aparente sencillez bañan sus palabras, expresiones y versos, con la misma agudeza que aflora cuando se trata de analizar a la América Latina que tanto quiere y padece.

“Latinoamérica me duele porque me parece que en su historia es un continente vivo donde la precariedad se vive de forma cotidiana; y eso es doloroso en algún punto. Y yo creo que merece una respuesta eficaz, merece una respuesta por parte de esos nuevos políticos, de forma que los cambios realmente sean estructurales y perdurables, que no se conviertan en puro asistencialismo que no generaría un cambio a largo plazo”, sostiene el cantautor, mientras analiza con seriedad.

“A mí me duele Latinoamérica, pero por otro lado, también atenúa ese dolor viendo el ejercicio de soberanía que se está llevando a cabo a la hora de dirigir el rumbo de su vida política, por así decirlo. Eso hace que sean muchas las expectativas puestas y que uno mire conforme a lo que viene ocurriendo”, expresa el trovador español, mientras concluye, en tono meditativo: “Una de las cosas más bonitas que me ha dado mi oficio de la música ha sido recorrer Latinoamérica, como lo estoy haciendo con cada disco”.






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