Cuando se habla de asuntos religiosos siempre se hacen presente dos extremos: EL FANATISMO y LA CRITICA.
El fanatismo en algunos ciudadanos es tanto que son consideradas personas aisladas, con pocas amistades. Además, son calificadas como antisociales por el hecho de aferrarse a sus creencias religiosas y no compartir las opiniones de los demás.
Ser fanático de una vertiente religiosa no es malo, pero cuando esta llega a perjudicar a un grupo de personas es ahí cuando la religión puede convertirse en un peligro.
Ejemplo: en Paraguay se lo asocia con empresarios de renombre en la política. Uno de ellos es con respecto a un supermercadista, según cometan sus empleados el fanatismo llega a tal punto que son citados una vez a la semana alas 5:00 am, y muchos se ven obligados a eperar el ómnibus a las 4:00 am pese al peligro, esto para escuchar comentarios religiosos, no critican el hecho de realizar cultos, es más, creen que las charlas son muy motivadoras.
Pero la protesta va con respecto al horario, muchos de ellos viajan de una ciudad a otra y añaden que para tomar el ómnibus se ven en la necesidad de apeligrar su integridad. Según sostienen varios empleados ya fueron asaltados por culpa de estas condiciones que el empresario impone.